Capítulo 1. Origen

Capítulo 1: Origen

Hay momentos en la vida que llegan como un trueno ⚡,
rompiendo el silencio de lo cotidiano
y dejando una marca que nunca se borra.

Conocer a Sofía fue uno de esos momentos.

Yo tenía 33 años, ella 29,
y desde el instante en que nuestras miradas se cruzaron,
supe que algo había cambiado para siempre.
No era solo su belleza 💫,
la forma en que su sonrisa parecía deshacer cualquier sombra,
ni el brillo de sus ojos ✨, que parecían guardar un secreto que solo yo podía descifrar.

Era una conexión más profunda,
una certeza que resonaba en mi pecho:
con ella quería pasar el resto de mi vida.

Una amiga me lo había dicho años atrás, casi como una profecía:
Cuando llegue la persona, lo sabrás.”
Y yo lo supe. ❤️


Nuestra relación comenzó como un incendio 🔥.
El deseo entre nosotros era constante, insaciable,
como si cada encuentro fuera una forma de reclamarnos el uno al otro.

Vivíamos a una hora de distancia en avión ✈️,
y al principio pensé que esa intensidad era solo la fiebre de los primeros meses,
alimentada por la distancia y la novedad.

Pasábamos fines de semana enteros enredados en sábanas,
explorando cada rincón del otro,
riendo hasta que el amanecer nos sorprendía 🌅.

Creí que, con el tiempo, esa urgencia se calmaría,
que la vida real nos devolvería a la Tierra.
Pero la vida real tenía otros planes.


Seis meses después de conocernos, Sofía estaba embarazada 🤰.
Dicho así, podría sonar como un accidente, una locura de juventud,
pero para nosotros fue algo distinto.

No lo buscamos,
pero cuando llegó,
nos miró con la misma claridad que sentíamos el uno por el otro.

Fue como si el universo hubiera decidido acelerar nuestra historia
y, en lugar de dudar, la abrazamos.

Recuerdo la noche en que me lo dijo,
sentados en el sofá de su pequeño apartamento,
con una lámpara vieja arrojando sombras suaves en las paredes.

Sus manos temblaban, pero su voz era firme.
Vamos a ser padres”, dijo.
Y en sus ojos vi no solo miedo,
sino una valentía que me hizo amarla aún más.

Lo haremos juntos”, respondí.
Y en ese momento supe que no había nada que no pudiéramos enfrentar. 👣


La vida cambió rápidamente.

Sofía dejó su ciudad y se mudó a la mía,
donde mi plaza de funcionario nos ofrecía una estabilidad
que agradecimos en medio del caos.

Nuestra nueva casa era un mosaico de cajas a medio deshacer 📦,
muebles desparejados y sueños por construir.

Pasábamos las noches planeando nombres para nuestro bebé,
riendo ante la idea de ser padres,
y robando momentos para recordarnos que, más allá de todo, éramos nosotros:
dos almas que se habían encontrado en el momento exacto 💞.

Pero incluso en esa vorágine había algo más,
algo que siempre había estado en mí:
una fantasía que nunca había compartido con nadie.


Desde joven, mi mente había jugado con imágenes de placer compartido
de cuerpos entrelazados más allá de los límites de una pareja.

Durante el sexo, a veces me imaginaba a otras personas en la habitación 🔥,
sus miradas cargadas de deseo,
sus manos explorando junto a las mías.

Con otras parejas, esas ideas se quedaban enterradas,
demasiado arriesgadas para pronunciar.

Pero con Sofía, algo era diferente.
Su apertura, su risa fácil,
la forma en que me miraba sin juzgar,
me hacían sentir que podía dejar salir esa parte de 🗝️.


Una noche, mientras yacíamos en la penumbra de nuestra nueva habitación,
con el ventilador zumbando suavemente
y el calor del verano pegándose a nuestra piel,
me atreví a hablar.

Imagina que no estamos solossusurré,
mi voz temblando de nervios,
mis dedos trazando círculos lentos en su espalda—.
Que hay alguien más aquí, con nosotros.

Esperé un rechazo, un silencio que me dijera que había ido demasiado lejos.

Pero Sofía no se apartó.
En cambio, giró la cabeza, sus ojos brillando en la oscuridad.

¿Cómo sería?preguntó,
su voz baja, con un dejo de curiosidad que me aceleró el pulso—.
Cuéntame.

Su respuesta fue como una puerta que se abría 🚪.
Y por primera vez, sentí que no estaba solo en mis deseos.
No había vergüenza,
solo una complicidad que me hacía sentir libre.


Ese momento marcó un antes y un después.

Nuestras noches se convirtieron en un espacio sagrado 🔮
donde las fantasías cobraban vida.

Durante el sexo, yo era el incitador, tejiendo escenarios con palabras:
una habitación bañada en luz tenue,
una desconocida de mirada intensa que se acercaba a nosotros,
un hombre cuyos susurros se mezclaban con los nuestros.

Sofía no solo escuchaba: respondía, sus palabras añadían capas a la fantasía.

Me gustaría verte con elladecía su voz, rota por el deseo.

Cada frase era una chispa que encendía algo nuevo en mí.

Pero lo más valioso venía después,
cuando ya calmados, nos quedábamos hablando en la penumbra,
las sábanas enredadas a nuestro alrededor.


En esas conversaciones, desnudos de toda urgencia,
explorábamos lo que habíamos dicho.

¿Qué nos había excitado?
¿Qué nos hacía dudar?
¿Era solo un juego o había algo más?

Sofía era mi cómplice, mi espejo,
y en sus palabras encontraba una valentía que me animaba a seguir.

Nunca pensé que hablar de esto me gustaría tantoconfesó una noche,
su cabeza apoyada en mi pecho—.
Es como si estuviéramos descubriendo una parte nueva de nosotros. 🌙

Sus palabras resonaban en mí,
porque eso era exactamente lo que sentía:
un territorio inexplorado, pero nuestro,
algo que podíamos moldear juntos.


Al principio, todo era imaginación.
Soñábamos con tríos, con intercambios,
con noches donde los límites se desdibujaban.

No sabíamos que existía un mundo real,
un estilo de vida swinger que se parecía tanto a lo que pintábamos en nuestras mentes.

Pero poco a poco,
la fantasía empezó a sentirse menos como un juego
y más como algo que queríamos tocar, probar, vivir.

Una de nuestras ideas recurrentes era un trío con otra mujer 👩‍❤️‍👩.
Y lo que empezó como una chispa…
se convirtió en una pregunta:

¿Crees que podríamos hacerlo de verdad?pregunté una noche,
medio en serio, medio esperando que ella riera.

Pero Sofía no rió. Me miró,
sus ojos brillando con esa mezcla de audacia y nervios que siempre me había enamorado.

Si lo hacemos, lo hacemos juntosdijo.

Y supe que habíamos cruzado una línea. 🚦


Así comenzó nuestra búsqueda.
Pasamos noches frente al ordenador,
con una copa de vino 🍷 en la mano,
explorando foros, páginas web,
historias de otras parejas que habían dado el paso.

Cada descubrimiento era una mezcla de vértigo y emoción.
Leíamos sobre clubes, fiestas, reglas tácitas del mundo swinger.
Y aunque a veces nos sentíamos como niños mirando un mundo de adultos…
también nos sentíamos vivos.


Entonces encontramos algo que parecía perfecto para empezar:
un masaje en pareja 💆‍♀️💆‍♂️.

Un servicio que prometía una experiencia sensual pero controlada.
Un primer paso hacia lo desconocido.

Es como un puentedijo Sofía, su voz cargada de entusiasmo—.
Algo que podemos cruzar sin saltar al vacío.

Asentí, mi corazón latiendo con fuerza.
Hagámoslodije.
Y en sus ojos vi la misma certeza que sentía yo. 💡


Teníamos un viaje planeado a Madrid 🧳.
Un fin de semana para desconectar,
para perdernos en la ciudad y en nosotros mismos.

Decidimos que sería el momento.

Entre los planes de cenas en plazas escondidas
y paseos por el Retiro,
reservamos una tarde para esa experiencia.

Un masaje en parejarepetíamos,
como si decirlo en voz alta lo convirtiera en algo tangible.


Los días previos fueron una danza de nervios y complicidad.
Hablamos de lo que esperábamos,
de lo que nos preocupaba,
de cómo nos aseguraríamos de que esto fuera nuestro,
algo que nos uniera aún más.

Elegimos la ropa con cuidado:
un vestido negro para Sofía,
que abrazaba sus curvas de una forma que me hacía querer cancelar todo y quedarme con ella.
Una camisa oscura para mí,
lo bastante elegante para no desentonar en un lugar que aún no podíamos imaginar.


Cuando llegó el momento de hacer la reserva,
nuestras manos temblaban sobre el teclado.
Pero nuestras miradas se encontraron.
Y en ese instante supe que no había nada que no pudiéramos enfrentar juntos.

Hicimos clic.
Y con ese gesto, dimos el primer paso hacia un mundo que aún no conocíamos,
pero que ya sentíamos nuestro 🌌.


El viaje a Madrid se acercaba.
Y con él, la promesa de algo nuevo,
algo que cambiaría nuestra historia para siempre. 💫


¿Qué encontramos en esa habitación en Madrid?
¿Fue el comienzo de todo o solo un paso más?
Eso lo contaremos en el próximo capítulo. 📖

Si quieres seguir nuestro viaje, síguenos para no perderte lo que viene.
Porque esto, queridos amigos
es solo el origen de nuestra aventura. ❤️‍🔥

Si quieres conocernos un poco más te dejamos nuestra presentación.

Y si te gustan los podcasts te dejamos nuestro enlace para que puedas escucharlo en Spotify en cualquier lugar!

 

1 comentario en “Capítulo 1. Origen”

  1. Pingback: Capítulo 2. Nuestra Primera Experiencia - Código Swinger

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio