Capítulo 2. Nuestra Primera Experiencia

Capítulo 2. Nuestra Primera Experiencia

Hay deseos que, una vez pronunciados, se convierten en algo vivo…

algo que respira contigo, que te sigue en cada paso. ✨

Sofía y yo habíamos dado vida a uno de esos deseos.
Un sueño que creció en susurros y miradas… hasta llevarnos a Madrid. 💭✈️


Ese fin de semana, el masaje en pareja que reservamos no era solo una cita…
Era el momento en que nuestra fantasía tocaría la realidad.
Y cuando subimos al avión, con las manos entrelazadas 🤝 y el corazón acelerado ❤️‍🔥, sabíamos que no había vuelta atrás.


El viaje fue un torbellino de palabras y silencios.
En el avión, nuestras voces se mezclaban en susurros, como si temieran que alguien más escuchara.

¿Y si nos sentimos fuera de lugar? —preguntó Sofía, sus ojos buscando los míos.
Entonces nos iremos… juntos —dije, apretando su mano.
Ella sonrió, esa sonrisa que siempre deshacía mis dudas.
¿Y si nos gusta demasiado? —añadió, un brillo travieso en su mirada. 😏

Reí… pero la pregunta quedó flotando.
Una chispa que encendía todo. 🔥


En el tren hacia el centro, seguimos hablando:
de cómo sería,
de qué haríamos si la realidad superaba nuestros sueños,
de cómo protegeríamos lo que éramos.

Cada palabra era un paso más cerca de lo desconocido. 🛤️


El viernes lo pasamos perdiéndonos en Madrid.
Caminamos por calles empedradas 🏙️,
reímos en plazas llenas de vida,
compartimos tapas en bares donde el bullicio ahogaba nuestros nervios 🍷.

Pero bajo la superficie…
la expectación era una corriente que no se detenía.


Cada roce de nuestras manos,
cada mirada que duraba un segundo de más,
llevaba el peso de lo que vendría.

Esa noche, en la habitación del hotel, el deseo nos envolvió.
Hicimos el amor con una intensidad nueva,
como si quisiéramos grabar cada sensación en la piel del otro. 💫


Mientras nuestros cuerpos se encontraban,
las imágenes de nuestra fantasía —Sofía con otra mujer, sus siluetas en la penumbra—
se colaban en nuestros susurros…

¿Te lo imaginas? —dije, mi voz temblando.
Sí… y quiero que lo veas —respondió ella, sus labios rozando mi oído. 💬

Nos dormimos tarde, enredados…
con el eco de esas palabras resonando en la piel.


El sábado amaneció con un sol que pintaba la ciudad de oro 🌞,
pero dentro de nosotros, los nervios bailaban sin parar.

Nos duchamos juntos 🚿,
dejando que el agua caliente calmara la inquietud,
nuestras manos trazando caminos que ahora parecían nuevos.


Salimos a caminar, deteniéndonos en un café ☕,
donde el aroma del espresso se mezclaba con nuestras risas.

Comimos en un restaurante pequeño,
con mesas de madera y velas que parpadeaban como secretos ✨.

Hablábamos de todo…
menos de lo que realmente ocupaba nuestras mentes.

Pero nuestros ojos lo decían todo.
La tarde se acercaba…
y con ella, el momento que habíamos imaginado tantas veces. ❤️‍🔥


Buscamos un bar cerca del lugar de la cita.
Un rincón tranquilo donde pedimos algo para suavizar los nervios 🍸.

Sofía estaba radiante.
Su vestido negro abrazaba sus curvas…
pero sus dedos jugueteaban con el borde de su gin-tonic.

Estoy segura… pero es mucho —confesó, su voz un murmullo.

La miré.
Sus ojos brillaban con esa mezcla de valentía y vulnerabilidad que siempre me desarmaba.

Si quieres parar, paramos —dije, firme.

Ella sonrió, apretando mi mano.
Por eso estoy aquí… contigo.

🥂 Brindamos. El tintineo de los vasos sonaba como un pacto silencioso.


El edificio era discreto, escondido en una calle del centro.
Subimos las escaleras en silencio…
el pulso acelerado, las manos entrelazadas. 🔐

Tocamos el timbre… y la puerta se abrió.


Una mujer nos recibió con una sonrisa cálida.
Soy Sara —dijo, con una voz suave pero firme.

De mediana edad, su belleza no necesitaba esfuerzo.
Un batín semitransparente dejaba entrever ropa interior negra.
Su figura desprendía una elegancia natural.


Nos guió por un pasillo donde el aroma a jazmín 🌸 y el brillo de velas 🕯️ creaban un mundo aparte.

Sofía apretó mi mano.
Yo le devolví el gesto…
un recordatorio silencioso de que esto era nuestro.


La habitación era un refugio de sensualidad.
Una cama grande de sábanas de satén negro,
luces cálidas, música suave…

Todo parecía bailar con la tensión.


Sara se acercó a Sofía, su voz era un bálsamo.
¿Es vuestra primera vez? —preguntó.

Sofía asintió con un rubor leve.
Estáis en buenas manos, podéis parar cuando queráis… esto es para vosotros.


Sara se tumbó junto a Sofía.
Sus dedos rozaban su brazo con una suavidad casi hipnótica.
Relájate —susurró, mientras sus manos subían por su cuello,
deteniéndose en la curva de su clavícula.

Yo observaba, fascinado.
Vulnerable, pero poderosa.
Era como descubrirla de nuevo.


¿Puedo? —preguntó Sara, sus dedos en el cierre del vestido.

Sofía me miró. Yo sonreí.
Asintió… y el vestido cayó.

Su piel brillaba bajo la luz tenue. ✨


El aroma a vainilla llenó la habitación.
Sara vertió un aceite cálido y comenzó a masajear…
piernas, muslos, borde de la intimidad…

Sofía cerró los ojos.
¿Quieres que me una? —pregunté.

—respondió, sus dedos apretando los míos.


Besé su cuello.
Mi lengua trazaba caminos mientras las manos de Sara exploraban.
Sofía vibraba…
y supe que estábamos cruzando un umbral juntos.


Sara se quitó el batín.
Su cuerpo parecía esculpido para el placer.
Se tumbó junto a Sofía.
Sus labios se encontraron.
Un beso lento.
Un suspiro. 💋


Yo acariciaba a ambas.
Mi piel conocía a Sofía…
pero la de Sara era nuevo territorio.

Suspiros…
Roce de piel…
Respiraciones entrecortadas…

Todo era música.


Sofía se arrodilló en la cama.
Nos miró con los ojos llenos de deseo.
Yo la besé por la espalda.
Sara la acariciaba desde el frente.

Un cuerpo.
Dos manos.
Una danza.


Cuando me uní a ella, lo hice con lentitud.
Amor y deseo mezclados.
Sofía se inclinó hacia Sara…
y la imagen de las dos entrelazadas era hipnótica.


Sara nos observaba mientras se tocaba.
Todo fluía.
No había prisa.
Solo presencia. 🌙


Sofía, con una valentía nueva, se colocó entre las piernas de Sara.
¿Quieres? —preguntó.

Sara asintió.
Y comenzó otra danza…

Yo, a su lado, acariciaba, besaba, compartía.


El tiempo se desdibujó.
Y cuando caímos rendidos sobre la cama,
el silencio fue tan profundo como la experiencia.


Sara se levantó con una sonrisa.
Nos dejó espacio.

En la puerta, un beso largo.
Un gesto que sellaba algo más grande que esa noche.


Salimos a las calles de Madrid distintos.
Como si hubiéramos tocado una parte de nosotros que siempre estuvo ahí… esperando.


En los días siguientes, hablamos sin parar.
¿Qué sentiste cuando Sara te besó?
Una mezcla de vértigo y libertad, dijo Sofía.

¿Y tú, al vernos juntas?
Nunca te había visto tan hermosa, confesé.


Esas charlas eran puentes.
Formas de integrar lo vivido.
De hacerlo nuestro.


Después vino la paternidad.
Caos y magia.
Risas, noches sin dormir, amor que desbordaba.


El mundo swinger quedó en pausa…
pero nunca olvidado.


A veces, contábamos la historia como un cuento secreto.
Una chispa que guardábamos con cuidado. 🕯️


Tres años después…
Nos miramos y supimos que era el momento.
El deseo seguía ahí.

Volvimos. Lentamente.
Con la misma complicidad que nos llevó a Madrid. 🔁


Esa noche fue solo el comienzo
de un camino que cambiaría nuestra historia para siempre.


¿Qué encontramos al volver a ese mundo?
¿Cómo nos transformó?

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Porque esta historia, querid@s amig@s…
apenas acaba de empezar.
🖤

¿No escuchaste el comienzo de nuestra historia?
👉 Capítulo 1. Origen

Y si prefieres verlo en Spotify:👉 Capítulo 1. Origen

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